¿Por qué puede resultar de interés el teatro social? Porque nos hace felices, nos facilita la reflexión, experimentamos que somos capaces de cambiar las cosas, nos aporta herramientas para ello…por el placer de compartir en un espacio colectivo.
Por teatro social entiendo una manera de hacer teatro que se distingue no tanto por lo que se cuenta, sin por el proceso de creación. Las piezas de teatro son fruto del diálogo entre las personas que integran el grupo. Y no sólo, sino que cuando hacemos las representaciones se busca que quienes han asistido, sean partícipes de lo que estamos contando. En el caso del teatro del oprimido por ejemplo son espectActores y espectActrices, protagonistas del juego. El teatro social enfatiza el teatro como lugar de encuentro, como lenguaje y como herramienta. Desde luego no es que no sea importante en sí mismo, pero sí está al servicio de las personas y no al contrario. La obra de teatro nunca cesa, no hay un desenlace, una solución. Es más importante la experiencia de sabernos autores y autoras, sujetos de nuestras historias. Por ello el teatro social es ya una práctica para la transformación social no sólo una reflexión sobre ello.
Quizás habitualmente se entiende por Teatro Social, aquellas obras de teatro y sus representaciones, que tratan un tema considerado una problemática social, política, o de tipo reivindicativo.
Pero planteamos aquí, la necesidad de distinguir entre Teatro de Lo Social en el que se incide sobre este tipo de contenido de las obras y Teatro Social que implica una manera de hacer; concretamente que busca democratizar la creación artística. Con más detalle:
Social como forma de relación no sólo como contenido.
Una obra de teatro puede ser muy subversiva y tener contenidos sociales muy bien planteados, usar el lenguaje de manera muy conmovedora… en cambio a mi parecer no podría estar incluida en esta definición de Teatro Social, si:
1º las formas de relación durante la creación han sido de dominación. Ejemplos, malas condiciones laborales, autoritarismo de los directores o entre los compañeros, formas de discriminaciones sexistas, racistas u otras…
2º los contenidos son sensibles con determinado temas pero presenta prejuicios y valores dominantes discriminatorios respecto a otras cuestiones. Esto puede darse en el texto, la puesta en escena, la caracterización…en cualquier elemento escénico. Un ejemplo MUY habitual es cómo aparecen abundantes estereotipos sexistas en montajes considerados “subversivos”. Es decir no ha habido un proceso global crítico con las manifestaciones y los discursos de dominación, sólo de una parte, que es la que le ha interesado a la dirección o a la dramaturgia. Aquí hablamos de la forma de relación con el hecho de hacer teatro. No implica sólo aprenderse un texto o ser un intérprete exquisito, sino posicionarse ante lo que digo y hago, profundamente.
El proceso.
Se atiende más al proceso más que al resultado, rompiendo con la supremacía de obtener un producto que exhibir. El proceso implica saber de dónde se parte y no tener ni idea de adónde nos lleva, ni cuál es el camino. Es el grupo y la experiencia y el trabajo, el que va dando las preguntas y respuestas con las que, siempre provisionalmente, vivo, se hace la ruta. Por ejemplo, en el caso del Teatro Foro, no acaba nunca, nunca está cerrado. Siempre es una manifestación de un diálogo, del grupo de actores con el entorno, con sus propias experiencias vividas, con la memoria de las opresiones… y luego entre éstos y los espectactores y espectactrices. Sólo hay que tener muy claro qué preguntas llevamos a escena y evaluar hasta qué punto nuestra pieza es una buena herramienta para ello. Este enfoque es contradictorio con la infravaloración o negación del proceso de aprendizaje y de creación propio, según la antropóloga Lourdes Méndez del campo de producción artística occidental, donde se centra la atención en las obras y en sus artistas; es decir en los/as que han sido reconocidos/as como tales (1995,Antropología de la Producción Artística).
Transformación social /comunitaria.
En el Teatro Social la técnica artística contribuye a un mayor conocimiento sobre sí mismo y sobre las realidades sociales vividas; es una herramienta, no un fin en sí mismo. Es decir, es social por su intencionalidad que es orientar las posibilidades de la creación teatral (la escucha, el ritmo, la concentración, la imaginación, la expresión corporal, verbal….) hacia un objetivo de comunicación, y de fortalecimiento de las comunidades y los/las sujetos.
La expresión artística, patrimonio de todas/as.
La posibilidad de expresarse y de hacerlo con cierto sentido estético no excluye a ningún ser humano. Los conocimientos técnicos propios de cada disciplina pueden adquirirse. No son exclusivos o innatos de los “artistas”, como nos hace pensar la “ideología carismática del artista” también propia de las culturas occidentales, siguiendo nuevamente a Lourdes Méndez.
Lo global.
Desde este enfoque se buscan las causas sociales y culturales de problemáticas particulares. Rompiendo con otra idea propia de las “sociedades modernas” de que los sujetos somos individuos independientes de las condiciones materiales, sociales, afectivas, relacionales, políticas, culturales, medioambientales, históricas… (L. Dumont, 1983, Ensayos Sobre el Individualismo).
Patricia Trujillo López
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