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El ruido de las mujeres

18 Marzo 2019 El ruido de las mujeres

Vengo de una cafetería. Entró un señor buscando el periódico y una mesa en la terraza. El camarero le dice irónico “Hoy estamos como a tí te gusta, lleno de mujeres”. Yo miro a mi alrededor, hay hombres y mujeres. Mentira, antes de mirar me indigno por subrayar el sexo de parte de las personas que estamos en el bar, en un contexto en el que no tiene o no debería de tener importancia el sexo que tengamos o que parezcamos tener. El camarero me habla de su cliente, al parecer un señor muy neurótico con el periódico y con el «ruido de las mujeres». Como estoy masticando mis galletas sin gluten, paso de hablar, pero en mi cabeza se van concretando varias imágenes sobre qué serán esos «ruidos de las mujeres». Me hace reír. El camarero me sigue explicando, le molesta el sonido de las conversaciones entre mujeres. Y pienso yo, no le molesta el ensordecedor click click de los platos, ni la máquina del café, si el grito de la comanda, ni el jaleo de la calle…¡¡¡¡le molesta el sonido de las mujeres hablando!!!! 

Es curioso, pienso para mis adentros ya que sigo desayunando a mi rollo, con lo poco que soportamos algunas mujeres LOS SILENCIOS de algunos hombres…Por otro lado el 8 de Marzo se va a jartá de ruido del bueno. Me alegro que le moleste la verdad, han sido tantos años en los que las mujeres, en zona rural y urbana han luchado tanto por conquistar este espacio público, que además en nuestra cultura es centro vital….¡¡¡los bares!!! Cuántas historias puedo recordar de señoras que no van a la bar solas, aún hoy en sus municipios. Me gusta que sienta molestia, que nuestras voces, de quienes sí hemos conquistado este y otros espacios públicos le distorsione. Ya estamos aquí y es irreversible. Ojo que al parecer el tipo es profesor, “de niños” dice el camarero. “Y de niñas”, continúo yo (esto si lo digo en voz alta).

Por último, miro al camarero y le comento acerca de las quejas que está expresado sobre su cliente: «Todo esto tendría usted que decírselo a él». Y ahí lo dejo, en plan, chicos, a ver si quienes vais hablando vosotros entre vosotros, y hacéis ruido del bueno, que estaría muy bien. 

Salgo y me lo encuentro sentado con su café y su periódico. Me he imaginado acercándome a él y hablándole muy alto. Me he ido riendo.

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