En 2015 el artista plástico Paco Guillen Abrante donó una seria de 17 dibujos llamada «Amor a 133 Revoluciones» a Patricia Trujillo. Sucedió en el contexto de la producción y creación de la obra de teatro AMOR y del conjunto del Proyecto Amor (cortometraje, exposiciones, pieza de teatro, blog, talleres vivenciales). Una amalgama de herramientas para replantearnos las relaciones afectivas.
Estos dibujos viajaron desde Las Palmas de Gran Canarias a Sevilla en avión como equipaje de una amiga que casualmente hacía ese viaje. O casi, llegaron a Madrid y de ahí bajaron en blablacar. Todo un ejército de ángeles orquestados.
«Amor a 133 revoluciones», forma parte de la escenografía de Amor. Hay un tiempo al entrar en la sala antes de la pieza, a modo de «museo del amor», en el que el público puede pararse a ver la exposición de dibujos que corona el escenario.
Lo que sigue es un escrito de Patricia a Paco, tras recibir tan valioso regalo.
Otra vez volví a llorar, no sé si por los dibujos o por la alegría de encontrar parte de la obra de teatro en ellos, de identificar-reconocer algunos conceptos.
El caso es que, según leo principalmente, has hablado de amor desde el cuerpo. Para mí está muy presente el cuerpo en el amar (y en el malquerer-nos); cuerpo que se desmiembra, que se abre en canal, corazones aplastados, hígados afilados, tripas apestando pestes de muchas historias pasadas, tratando de llenar con mierda, vacíos que no son nada físicos pero que nos hablan desde la piel, desde las células, desde cada molécula.
Por otro lado las emociones; la presencia asfixiante del «sentir» en el amor. En dominación absoluta sobre otros verbos como caminar, mirar-nos, escuchar-nos, o simplemente ESTAR. En su trono de ideología romántica-capitalista, «sentir» parece estar por encima de todo, pisoteando el amor desde lo básico, lo esencial, sin sobrecarga de encajes ni de columnas salomónicas. Todo este sentimentalismo que nos arrasa como un tsunami en un sueño, no sería tan real si no manifestara de manera tan física. Y a la vez el cuerpo, estoy de segura de ello, es el camino de la libertad.
Has dibujado huesos, órganos y bocas, líquidos, volcanes, la tierra que se abre. Ay, es perfecto.
