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Artemisa en la ciudad

7 Sept 2016 ARTEMISA EN LA CIUDAD

Quiero ser Artemisa en la ciudad; realmente no quiero separarme de los hombres, como hizo la diosa. Tampoco identificarme con ellos, como Atenea, o huir como Hestia. Quiero estar ALIADA con ellos. Y con otras mujeres, con niños y niñas, con los viejos y las viejas. Quiero ser Artemisa, completa en mí misma, concentrada en mis metas, como Atenea, o concentrada en mi interior como Hestia. Conectada con la naturaleza, la fuerza y el silencio. Sin prescindir de las relaciones, de los afectos, de la convivencia, del sonido, de la presencia. Sin prescindir de los vínculos; sin cercenar una parte de la vida como es la familia o las amistades, sin miedo al compromiso con las vidas de los demás y con el entorno. Artemisa, la diosa, no estaba sola realmente. Vivía rodeada de quien ella elijó, ninfas, hermanas, perros de caza y absolutamente conectada con la naturaleza, la luna, la noche, lo salvaje. Su padre Zeus, le ofreció ese regalo. De lo que estaba separada era de lo doméstico, de los hombres y de la sociedad patriarcal. Pero nosotras no somos diosas, somos mujeres y vivimos junto con los hombres en lo doméstico y en un patriarcado. Por eso creo que lo urgente es aprender a ser Artemisa en la ciudad: Artemisa en la pareja, en la maternidad, como hija, hermana, vecina, compañera. Ser Artemisa en la ciudad es aprender a ser completa en si misma y estar en relación con los demás. Al mismo tiempo, sin que sea una contradicción.

Patricia Trujillo

Sobre Artemisa:
«Cuando el arquetipo de la diosa virgen- Artemisa, Atenea o Hestia- es un arquetipo dominante, la mujer es “completa- en –si- misma”. Una parte importante de su psique “no pertenece a nadie”. Por lo tanto, como describió Esther Harding: una mujer que es virgen, “completa- en –si- misma”, hace lo que hace, no por algún deseo de agradar, no para gustar o ser aprobada, ni siquiera por sí misma; no por algún deseo de obtener poder sobre otra persona, para captar su interés o su amor, sino porque lo que hace es VERDAD. Su acción puede ser efectivamente no convencional. Puede que tenga que decir que no, cuando sería más fácil y más adecuado, convencionalmente hablando, decir sí. Pero cómo virgen no está influida por las consideraciones que hacen a la mujer no virgen, casada o no, orientar sus velas y adaptarse a la conveniencia.

Si una mujer es “completa- en –si- misma” está motivada por la necesidad de seguir sus propios valores internos, de hacer lo que tiene sentido para ella y le llena, con independencia de lo que piensen los demás.

Desde el punto de vista psicológico, la diosa virgen es esa parte de una mujer que no ha sido tallada, ni por las expectativas colectivas, sociales y culturales (determinadas por los hombres) de lo que debe ser una mujer, ni por un juicio masculino concreto sobre ella. El aspecto de la diosa virgen es una pura esencia de lo que es una mujer y de lo que ella valora. Permanece sin tacha e incontaminada porque no lo revela. Lo mantiene sagrado y no violado, o porque lo expresa sin ninguna modificación para conformarlo a las pautas masculinas.»

Jean Shnoda Bolen. Las diosas de cada mujer. Una nueva psicología femenina.Ed Kairós. Barcelona [1984] 2000. (Fragmento págs 61-62)

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